La Ascensión del Señor (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio II de la Ascención (Misa del día).
Liturgia de las Horas: primeras vísperas de la Solemnidad.
Jesús camina con nosotros
Jesús, después de su muerte y resurrección, preparó a sus discípulos para una gran tarea: anunciar la Buena Noticia. Así concluyó su misión en la tierra. El trabajo de los discípulos será implantar la liberación y la llegada del Reino. Llevan consigo solo la ilusión y el ideal enseñado por Jesús, pero con dudas. En las Sagradas Escrituras la duda se asocia con la falta de fe y de compromiso con la práctica de la justicia. Ahora, ese compromiso es nuestro y como cristianos somos los continuadores de su obra. ¡Cuántas veces, en la vida, hemos sentido esa falta de fe y responsabilidad! Decididos y con buenas intenciones, apostamos por un proyecto, pero pronto lo dejamos por el peso que significa, por comodidad o por miedo al fracaso.
El punto de partida es Galilea y el objetivo consiste en que la justicia del Reino llegue a todos, convirtiéndolos en discípulos de Jesús. Los medios para conseguirlo son el bautismo y la catequesis. El primero, se realiza en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y el segundo, contempla todo lo que Jesús enseñó. Estos medios son el sello distintivo por el cual hemos asumido un vínculo de amor con Jesús. No es un vínculo cualquiera, es para toda la vida. No se descarta cuando se quiere ni se asume lo que conviene. En esto podemos actuar como niños: cuando se cansaron con la pelota, fueron por la Tablet para satisfacer su egoísmo desmedido.
Por eso, la Ascensión del Señor nos enseña a reconocer a Jesús presente en las personas y en la comunidad cristiana. Si no lo vemos, es porque hay muchos que creen en Dios y sus enseñanzas, pero viven como si Dios no existiera. Dice Jesús: Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo, él camina junto a la Iglesia y su promesa termina confirmando, que permanece vivo en la vida de la comunidad. Ya no es visible, pero está de una forma más eficaz, hasta que se lleve a cabo, en sus hijos, la plena comunión de vida.
“Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo”, Lc 16, 20.
P. Fredy Peña, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La fiesta de la Ascensión de Jesús es la fiesta del hombre: en Cristo, nuestra cabeza, se anticipa a nuestra glorificación.
1ª LECTURA Hech 1, 1-11
Guía: Lucas narra la Ascensión del Señor a los cielos. Comienza ahora el tiempo de la Iglesia en el mundo hasta la vuelta de Cristo.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido. Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que Yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días». Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?». Él les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir». Palabra de Dios.
Comentario: Lucas nos presenta dos etapas de preparación de los discípulos: una, los cuarenta días en que Jesús resucitado actúa en la comunidad; y otra, previa a la venida del Espíritu Santo. La exaltación de Jesús con su subida al cielo, nos quiere decir que la presencia de Jesús después de su ascensión es tan “real” pero a su vez “distinta”: él estará con su Iglesia por medio de su Espíritu.
SALMO Sal 46, 2-3. 6-9
R. El Señor asciende entre aclamaciones.
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. R.
El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. R.
El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones el Señor se sienta en su trono sagrado. R.
2ª LECTURA Ef 1, 17-23
Guía: La Ascensión de Jesús compromete a los cristianos a una vocación de servicio, es decir: a vivir y orientar a la comunión eclesial los abundantes y diversos frutos del Espíritu Santo.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que Él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que Él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Este es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. Él puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de Aquel que llena completamente todas las cosas. Palabra de Dios.
Comentario: El apóstol Pablo nos exhorta a tener en cuenta que tanto la fe como la esperanza están vinculadas hasta casi confundirse. Es decir, se cree porque hay alguien por encima de uno; y se espera porque ese alguien tiene un poder superior a la estricta capacidad humana. Por tanto, lo que confirma este poder divino en concreto es la propia resurrección de Cristo.
ALELUIA Mt 28, 19-20
Aleluia. «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 28, 16-20
Guía: Al terminar su evangelio, Mateo relata el mandato de Jesús de anunciar el mensaje de salvación a todos. Él los asistirá en todas las situaciones.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Después de la resurrección del Señor, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de Él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús toma la palabra afirmando su plena autoridad recibida de Dios y en virtud de ella envía a sus discípulos a una misión universal. No han de enseñar para hacer otros “Maestros” o para vanagloriarse a sí mismos, sino para hacer “auténticos” discípulos de Jesús y no otra cosa.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con el ofrecimiento del pan y del vino, “frutos de la tierra y del trabajo de los hombres”, anticipamos, en esperanza, el cielo nuevo y la tierra nueva.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: Cristo, recibido en su Cuerpo, es el pan que alimenta nuestra peregrinación hacia el Padre Dios.
DESPEDIDA
Guía: Cristo, con la Ascensión al Padre, no abandona al mundo. Su presencia sigue entre nosotros, en la comunidad cristiana, en la eucaristía, en su palabra, en los pobres. Por medio de nosotros continúa su obra salvadora.