3° de Adviento. Morado o rosado.
Credo. Prefacio de Adviento. Semana 3ª del Salterio.
Las dudas de Juan Bautista
Juan es la imagen de la roca de la honestidad contra la que chocan los grandes y los corruptos. Está encarcelado y pagará con la vida el precio de su predicación. Muchos vieron en él al Mesías esperado. Pero una duda lo turba y manda emisarios para cerciorarse de la identidad de Jesús a quien había bautizado. La duda de Juan puede animarnos: nosotros también dudamos, es parte de nuestra condición humana. Quien jamás duda de nosotros es Jesús, y tampoco dudó de Juan, por eso, lo define “más grande que un profeta”. Jesús no responde con argumentos, sino con hechos: enfermos curados, ciegos que ven, pobres alegres al recibir la buena noticia. No anuncia un jardín de milagros, pero muestra cómo Dios vino al mundo para sanar a los heridos y transformarlos. Nunca prometió resolver nuestras dificultades ni las de la historia y las ciencias, sino el problema del hombre al que le queda estrecho el traje que la sociedad le quiere poner, como la camisa de fuerza a una persona sana. La respuesta a nuestras dudas es simple como la de Juan: si después de encontrar a Jesús en las eucaristías y en la oración, no surgen en nosotros buenos frutos como alegría, confianza en la vida, apertura al prójimo, esperanza, caridad… Si soy siempre el mismo, algo está mal en mi supuesta relación con Dios. Los frutos de Dios nacen de la semilla que él siembra en nosotros. No es un árbol trasplantado violentamente en nuestra vida. La semilla germina en el silencio y la oscuridad. El agricultor la cuida y espera. Es como un profeta y mira más allá del invierno, sabe que su planta crecerá en la primavera y dará frutos en el verano. Pero ahora necesita cuidados y se sacrifica. Mientras trabaja tiene esperanza y fe en el futuro. Así nos cuida Dios, como a Juan, “más grande que un profeta” también en sus dudas.
“Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven” (Mt 11, 4).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de este Tercer Domingo de Adviento nos motiva a descubrir la presencia del Señor en medio nuestro, siguiendo los pasos de Juan el Bautista que manda a sus discípulos para saber si realmente era él el Mesías o aún deben esperar a otro.
1ª LECTURA Is 35, 1-6. 10
Guía: Isaías nos invita a la alegría, porque el día de la salvación está siempre más cerca.
Lectura del libro de Isaías.
¡Regocíjense el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: “¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: Él mismo viene a salvarlos”. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos, entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría; la tristeza y los gemidos se alejarán. Palabra de Dios.
SALMO Sal 145, 6-10
R. Señor, ven a salvarnos.
El Señor mantiene su fidelidad para siempre, hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos, y protege a los extranjeros. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda; y entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.
2ª LECTURA Sant 5, 7-10
Guía: La carta de Santiago nos invita a esperar atentamente y sin desesperarse la Venida del Señor.
Lectura de la carta de Santiago.
Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera. Tengan paciencia y anímense, porque la venida del Señor está próxima. Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Palabra de Dios.
ALELUIA Is 61, 1
Aleluia. El Espíritu del Señor está sobre mí; él me envió a llevar la buena noticia a los pobres. Aleluia.
EVANGELIO Mt 11, 2-11
Guía: Jesús responde a los enviados de Juan el Bautista con hechos: los enfermos son curados, los ciegos ven y los pobres se alegran al recibir la buena noticia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”. Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: “¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver, entonces? ¿A un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquél de quien está escrito: ‘Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino’. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él”. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Es el momento de presentar el pan y el vino. Junto con ellos presentamos nuestro deseo de que el Señor venga nuevamente.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Al recibir a Cristo lo acogemos con alegría en nuestra casa, comprometiéndonos a llevar una vida acorde a su Palabra y valores.
DESPEDIDA
Guía: Reconfortados, con la Palabra de Dios y con la fuerza de la Eucaristía, vayamos a anunciar y testimoniar que Cristo ha venido, continúa presente entre nosotros y pronto vendrá.