La Iglesia comienza, una vez más, el tiempo litúrgico del Adviento, que nos recuerda el compromiso y la misión de todo cristiano por el advenimiento del Reino de Dios. La comunidad cristiana está llamada a vivir aquellas actitudes espirituales propias de este tiempo: la alegría, la vigilante espera y la conversión. Nos dice el evangelio: “Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá…”, las palabras de Jesús contienen todo un cariz apocalíptico que no busca intimidar ni angustiar, sino que es una voz de alerta para que sus oyentes “vivan atentos y cautelosos”. En efecto, Jesús no juzga la conducta de las personas en tiempos de Noé, pero a raíz de esa “conducta indiferente” hacia Dios no la cambiaron hasta que llegó el diluvio. Por eso la venida del Hijo del hombre es una cuestión de sensibilidad y de fe con el tiempo presente, como la que mostró el propio Noé, “hombre justo”.
Aquella venida inminente del Señor hay que entenderla no como una cuestión de cercanía temporal, sino como la cercanía desde la propia vivencia de la fe, la esperanza y la caridad. Sabemos que el Señor puede volver en cualquier momento, y esa certeza ha de impulsar a la comunidad cristiana a no descuidarse para no buscar en el mundo un “refugio permanente”. Porque dice el Señor: “de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado”. ¿Por qué esa diferencia de suertes? Quizás, la respuesta se encuentra en la forma de cómo se comportan las personas, es decir, hay quienes viven en el presente preparando el futuro, y otros que aún no aprenden de sus errores y no saben cómo vivir el presente sin futuro.
Por eso, “vigilar” no es la actitud policial, sobre todo para los que se consideran dueños de la verdad, pues esta consiste en solidarizarse con Jesús. En efecto, él quiere creyentes que, a pesar de no saber cuándo vendrá el Señor, se alegran y se adhieren con los que claman por su Venida, siendo luz para los demás.
“Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada” (Mt 24, 44).
P. Fredy Peña Tobar, ssp
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