Después de los seis días del primer anuncio de la Pasión, Jesús se transfigura para anunciar su gloriosa resurrección y que, en palabras de san Pablo, no es otra cosa que la vida en el Espíritu y el de la filiación divina. A partir de esta certeza, el Apóstol de los gentiles, no duda de que nada ni nadie pueda separarnos del amor de Cristo (cf. Rom 8, 31-39). Sin duda que es un contrasentido que el Señor, al mismo tiempo que se manifiesta en su gloria días antes, haya anunciado después su condena y muerte.
Es cierto que el tema de la muerte es algo que a nadie le gusta pensar ni hablar y, por supuesto que no forma parte del plan divino. No obstante, en la concepción de Israel, el sacrificio era la acción más excelsa para unirse a Dios. Por eso se entiende que Isaac haya aceptado ser la víctima del sacrificio sin llegar a su ejecución, como sí aconteció con el sacrificio del propio Jesús, así él obtiene, para el que cree, todos los bienes.
La escena de la transfiguración nos muestra a un Padre amoroso, custodio y que declara: Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo. Escuchar a Cristo comporta asumir la lógica de su ministerio pascual, ponerse en camino para hacer de la propia existencia un don de amor, con una actitud de separación de las cosas mundanas y de libertad interior. Por eso hay que estar solícitos para gastar la propia vida y donarla para que otros se salven. Porque podrán suscitarse problemas, desgracias, cruces o pruebas, pero al final Dios nos quiere felices.
Así, la Transfiguración del Señor es el glorioso anuncio de que él nunca nos abandona, porque también experimentamos momentos de su «gloria, que nos muestran un atisbo del cielo aquí en la tierra. Sin embargo, si solo buscamos a Dios en los acontecimientos felices, perderemos también su presencia gloriosa y luminosa en aquellos que no lo son.
«¡Qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Mc 9, 5).
P. Fredy Peña T., ssp
Complementa tu reflexión personal al Evangelio del domingo con estos aportes de SAN PABLO:
1 Comment
Me resulta muy interesante y evangelizador leer el comentario dominical.
Me encantaría contar con él