Una vez más, Jesús utiliza un ejemplo costumbrista de su época para ejemplificar sus enseñanzas. Esta vez describe la comparación de los que quieren adueñarse de la viña, que por su interés desmedido y ansias de poder han perdido su relación con el dueño de esta.
En la parábola, el dueño de la viña es Dios y la viña es el propio pueblo de Israel, que desde los tiempos de los profetas (Is 5, 1-7) era tipificada como una nación escogida. Los viñadores a quienes se arrienda Israel representan a quienes poseen la responsabilidad espiritual del pueblo, que se jactan de su conocimiento de la ley, no han sabido identificarse ni menos llegar al corazón de él. Asimismo, en los enviados para recoger los frutos de la viña están personificados los profetas, que siempre han sido víctimas del desprecio y no de una buena acogida. Por último, figuran los viñadores maltratadores y criminales, cuya conducta manifiesta el rechazo del pueblo a los profetas, que continuamente y con gran paciencia han sido enviados por Dios.
Hasta nuestros días, Dios no deja de tener paciencia con el hombre y lo sigue llamando. Lo hizo con las propias autoridades religiosas y con la caridad de siempre, pero luego los dejó a su entera libertad. Estos se sintieron fuertes y prefirieron ser autónomos ante Dios. Hoy también podemos movernos en esta “autonomía” y decir a los cuatros vientos: “No necesito a Dios”. Por lo tanto, puedo continuar mi vida y hacer la mía. ¡Estos son los corruptos! Los que son pecadores como todos nosotros, pero que han dado un paso hacia delante. Es como si estuvieran asentados en su propio pecado, porque en su código egoísta prescinden de Dios y, como no pueden negar lo que son, hacen un dios especial: ellos mismos son dios. ¡Son corruptos! Y esto es un peligro para cualquiera, sobre todo en las comunidades cristianas, puesto que los corruptos solo piensan en sí mismos y en su propio grupo.
“El Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos…” (Mt 21, 43).
Fredy Peña Tobar, ssp
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