Esta mañana se reanudaron en Roma las Audiencias Generales con presencia de fieles en la plaza de San Pedro. Ante ellos, Francisco continuó con las Catequesis en las que aborda los grandes temas sociales que ha dejado al descubierto la pandemia. Hoy fue el turno de la solidaridad, “una cuestión de justicia”, sobre todo pensando que, de acuerdo al Papa, “para salir mejor de esta crisis, debemos hacerlo juntos”.
La catequesis comenzó planteando que el origen común de todos los humanos es Dios. Y más aún: “vivimos en una casa común, el planeta-jardín en el que Dios nos ha puesto; y tenemos un destino común en Cristo”. Sin embargo, Francisco afirmó que cuando optamos por la dinámica contraria a este origen común, “nuestra interdependencia se convierte en dependencia de unos hacia otros, aumentando la desigualdad y la marginación; se debilita el tejido social y se deteriora el ambiente”.
El Papa puso en evidencia la dinámica de la solidaridad, que permite que nos veamos como interdependientes y, al mismo tiempo, nos hace entender que “solo siendo solidarios podremos salir adelante, pues de lo contrario surgen desigualdad, egoísmos, injusticia y marginación”.
Entonces, para Francisco no hay solidaridad que se ubique fuera de la justicia. Al contrario: “La solidaridad es una cuestión de justicia, un cambio de mentalidad que nos conduzca a pensar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes de parte de unos pocos”, por eso insiste en que para que nuestra interdependencia sea solidaria y dé frutos “se debe fundarse en el respeto a nuestros semejantes y a la creación”.
El Obispo de Roma ve en la solidaridad una forma de abordar el mundo que deberá surgir a partir de la experiencia de estos meses. “La solidaridad es el único camino posible hacia un mundo post-pandemia, y el remedio para curar las enfermedades interpersonales y sociales que afligen a nuestro mundo actual”, manifestó.
BABEL VS PENTECOSTÉS
Francisco recordó el pasaje bíblico de la Torre de Babel (cfr Gen 11, 1-9) que “describe lo que sucede cuando tratamos de llegar al cielo – nuestra meta – ignorando el vínculo con la humanidad, con la creación y con el Creador” y lo puso en contraste con la experiencia de Pentecostés: “Es allí donde Dios se hace presente con la fuerza de su Espíritu Santo, que inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y la solidaridad, y la impulsa a sanar las estructuras y los procesos sociales enfermos de injusticia y opresión”.
“Con Pentecostés, Dios se hace presente e inspira la fe de la comunidad unida en la diversidad y en la solidaridad. Una diversidad solidaria posee los “anticuerpos” para que la singularidad de cada uno – que es un don, único e irrepetible – no se enferme de individualismo, de egoísmo”, insistió el Papa.
Cuando finalizó la catequesis, el representante de Pedro se dirigió a los fieles de lengua española y oró por ellos diciendo: “Pido al Señor que nos conceda la gracia de una solidaridad guiada por la fe, para que el amor a Dios nos mueva a generar nuevas formas de hospitalidad familiar, de fraternidad fecunda y de acogida a los hermanos más frágiles, especialmente a los descartados por nuestras sociedades globalizadas. Que Dios los bendiga”.