Continuando con su ciclo de catequesis sobre la figura de san José, el Papa Francisco reflexionó durante su Audiencia General de esta mañana, sobre el rol del padre adoptivo de Jesús en la historia de salvación. Asimismo, el Pontífice recordó que todos podemos encontrar en san José, a un hombre “que pasa inobservado“, de presencia discreta e inadvertida pero que actúa como un intercesor, “un apoyo y una guía fundamental en los momentos de dificultad“.
“Los evangelios, aun cuando dejan claro que José no es el padre biológico de Jesús, afirman que es su padre a pleno título. Su figura, a través de las dos genealogías que recogen los evangelistas Mateo y Lucas, evidencia cómo Jesús se hace presente en la historia, y de ese modo da cumplimiento a la alianza de Dios con el linaje de Abrahán y a la salvación de la humanidad”, sostuvo el Santo Padre.
De acuerdo al Pontífice, además de este valor teológico, José se presenta como esa presencia cotidiana, discreta y escondida que sostiene a Jesús y a María. Así, recalcó el Papa, José nos enseña que nuestras vidas, como la de Jesús, están sostenidas por personas comunes, que nos preceden y nos acompañan, y que tejen con nosotros la historia de nuestras vida. “Por esta razón, José no sólo es el “custodio” de la Sagrada Familia, sino que también es de la Iglesia, prolongación del Cuerpo de Cristo, y podemos encontrar en él el sostén, la intercesión y la guía en los momentos de dificultad”, manifestó.
Además, Francisco manifestó que una sociedad como la nuestra, que ha sido definida “líquida”, encuentra en la historia de José una indicación bien precisa sobre la importancia de los vínculos humanos.
“De hecho -dijo el Santo Padre- el Evangelio nos cuenta la genealogía de Jesús, además de por una razón teológica, para recordar a cada uno de nosotros que nuestra vida está hecha de vínculos que nos preceden y nos acompañan. El Hijo de Dios, para venir al mundo, ha elegido la vía de los vínculos“.
En su saludo final a los fieles de lengua española, el Papa los animó a pedir con confianza a san José “la capacidad de valorizar los vínculos de nuestra vida, valorizar a las personas comunes que nos acompañan y sostienen, para que nadie se sienta solo y abandonado y todos puedan reconciliarse con la propia historia viendo en ella la providencia de Dios pese a su debilidad”.