En su tradicional audiencia de los miércoles, el Papa Francisco continuó desarrollando la catequesis sobre la oración, tema en el que ha profundizado durante las últimas semanas. En esta ocasión, abordó el tema “La oración perseverante” (Lc 11, 9-13), explicando también como “la oración es como el oxígeno de la vida”. El Santo Padre recordó también a los cristianos como Jesús fue el ejemplo de una oración continua y perseverante. En sus palabras, “el diálogo constante con el Padre, en el silencio y en el recogimiento, es el fundamento de toda su misión”.
Para ahondar más en este tema, el Obispo de Roma se refirió a tres parábolas de Jesús: el personaje que, teniendo que acoger a un huesped inesperado, va donde un amigo y le pide pan; el relato de la viuda y el juez, y, finalmente, la parábola del fariseo y el publicano que van a rezar al templo.
Al abordar la primera de ellas, Francisco explicó que la oración debe ser tenaz, recordando como el personaje central insiste e insiste hasta que su amigo se levanta y le entrega el pan. “Dios es más paciente que nosotros, y quien llama con fe y perseverancia a la puerta de su corazón no queda decepcionado. Dios siempre responde. Siempre. Nuestro Padre sabe bien qué necesitamos; la insistencia no sirve para informarle o convencerle, sino para alimentar en nosotros el deseo y la espera”, dijo el Papa.
En la segunda parábola, la insistencia de la viuda hace que el juez tome acción, actuando para resolver su problema con el fin de quitársela de encima. En ese sentido, el sucedor de Pedro manifestó que este historia “nos hace entender que la fe no es el impulso de un momento, sino una disposición valiente a invocar a Dios, también a “discutir” con Él, sin resignarse frente al mal y la injusticia”.
Finalmente, en el relato del fariseo y el publicano, lo que marca la diferencia es la actitud de cada uno de ellos, contraponiendo el orgullo del fariseo contra la humildad del publicano. “Dios no escucha la oración del primero, es decir, de los soberbios, mientras escucha la de los humildes (cfr. Lc 18,9-14). No hay verdadera oración sin espíritu de humildad. Es precisamente la humildad la que nos lleva a pedir en la oración”, sostuvo.
REZAR CON CRISTO
La enseñanza del Papa es clara: se debe rezar siempre, también cuando todo parece vano, cuando Dios parece sordo y mudo y parece que perdemos el tiempo. “Incluso si el cielo se ofusca, el cristiano no deja de rezar. Su oración va a la par que la fe. Y la fe, en muchos días de nuestra vida, puede parecer una ilusión, un cansancio estéril. Hay momentos oscuros, en nuestra vida y en esos momentos la fe parece una ilusión. Pero practicar la oración significa también aceptar este cansancio”, precisó Francisco, agregando que “muchos santos y santas han experimentado la noche de la fe y el silencio de Dios —cuando nosotros llamamos y Dios no responde— y estos santos han sido perseverantes”.
Es en esos momentos, aclaró el Santo Padre, que debemos ser capaces de entender que quien reza nunca está solo, porque Jesús estará prestando oído y acompañando cada oración que brota del corazón. “El nos acoge en su oración, para que nosotros podamos rezar en Él y a través de Él. Y esto es obra del Espíritu Santo. Es por esta razón que el Evangelio nos invita a rezar al Padre en el nombre de Jesús. San Juan escribe estas palabras del Señor: «Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (14,13)”, precisó el Papa.
Aún más: Cristo es todo para nosotros, también en nuestra vida de oración. “Sin Jesús, nuestras oraciones correrían el riesgo de reducirse a los esfuerzos humanos, destinados la mayor parte de las veces al fracaso. Pero Él ha tomado sobre sí cada grito, cada lamento, cada júbilo, cada súplica… cada oración humana”, dijo el Santo Padre, y finalizó insistiendo en que el cristiano que reza no teme a nada. “Se encomienda al Espíritu Santo, que se nos ha dado como don y que reza en nosotros, suscitando la oración. Que sea el mismo Espíritu Santo, Maestro de oración, quien nos enseñe el camino de la oración”, concluyó.