“El trabajo interior de escuchar” se titula el más reciente libro de Colección Ayudas para el Espíritu. En las líneas de Emmanuelle Gilbert, se nos muestra por un lado lo que significa para cada uno ser escuchado, pero a la vez se nos enfrenta a reconocer lo que nos impide escuchar al otro.
Este artículo, es una auténtica reflexión que nos invita a meditar sobre la atenta escucha, nuestras actitudes, y de qué manera podemos mejorar en nuestra relación con los demás sin sobreponer lo personal, sino desprendiéndonos totalmente para entrar en solidaridad y sintonía con la experiencia del otro.
Para ello, dice Gilbert, debemos ensanchar nuestra receptividad siempre bajo un clima de confianza, única manera para que la conversación se produzca, y no existan limitaciones. Al respecto, el autor destaca dos dificultades particulares frente al diálogo: la falta de disponibilidad al otro, y el no encontrar una buena distancia respecto de él.
Enemigos externos también pueden hacer complejo el escuchar, como la falta de tiempo, enredos personales, y preocupaciones que acaparan toda nuestra atención. También hay veces en que el egoísmo nos impide entrar en la realidad del otro, esto es, situaciones que puedan amenazar nuestra estabilidad emocional, que nos aburran, relatos previsibles ante los cuales creemos mejor simplemente huir.
Así lo explica el autor cuando nos habla de la escucha como un encuentro, como un punto de partida hacia el conocimiento del otro y también de nosotros mismos. De esta forma, el camino para lograr ensanchar nuestra receptividad se inicia estando disponibles a lo que nos rodea, reconocer el entorno y lo que sucede al lado nuestro, si no, nuestro mundo se transforma en uno cada vez más pequeño y enajenado.
El artículo también propone una invitación a los animadores de grupos de escucha, llamándolos a profundizar en su propio funcionamiento, individualmente y en grupo, con la ayuda de alguna persona competente.
Finalmente, “El trabajo interior de escuchar”, nos muestra una nueva manera de estar realmente junto al otro, y darnos cuenta de lo limitados que podemos estar al momento de escuchar a quien está a nuestro lado, o bien a un extraño que busca ayuda. Es nuestra solidaria escucha la raíz de una sociedad más humana y empática.