En este 7° Domingo de Pascua la comunidad cristiana celebra el gran misterio de la Ascensión del Señor. Dios mediante, el próximo Domingo celebraremos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo a la comunidad apostólica y hoy a nosotros. Los misterios: Resurrección, Ascensión y Pentecostés son acontecimientos salvíficos, de los cuales hacemos memoria y, en nuestra condición de discípulos misioneros del Señor, vivimos intensamente estos Domingos.
Tengamos presente que el sábado anterior a la solemnidad de la Ascensión se celebra en Chile el Día del Catequista. Ayer, hemos sostenido un encuentro con la gran mayoría de los catequistas de la Arquidiócesis. Desde hace algún tiempo, se ha seguido una planificación que favorece su participación en esta convocatoria. Esta jornada se realizó vía telemática los años 2020 al 2022, debido a la pandemia del COVID-19. Gracias a Dios las circunstancias sanitarias nos permitieron celebrarla este año presencialmente, y, según acuerdo, correspondió por Vicarías (La Serena, Coquimbo, Elqui y Limarí).
Esta columna me brinda la oportunidad para compartirles que contamos con más de mil catequistas en la Arquidiócesis. Ellos poseen la formación requerida y la debida autorización para ejercer este servicio en las comunidades. ¡Gracias al Señor por los catequistas! ¡Gracias a los catequistas por su corresponsabilidad en la misión! ¡Gracias a la Comisión Arquidiocesana de Catequesis! El Señor los bendiga junto a sus familias.
Por otra parte, en este Domingo celebramos la 57° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, bajo el lema propuesto por el Papa Francisco: “Hablar con el corazón, «en la verdad y en el amor» (Ef 4,15)”. En la Arquidiócesis contamos desde hace varios años con importantes entidades al respecto, entre ellas, la Comisión Arquidiocesana Pastoral de Comunicaciones y Radio San Bartolomé. Destaca también el informativo mensual Koinonía, publicación que prepara el periodista del Arzobispado, con el aporte de la red de comunicadores parroquiales. En este día tengo presente también la colaboración que recibimos de diarios, radioemisoras, sitios web, como de periodistas que se interesan por la vida y la misión de la Iglesia. Felicitaciones a todos y bendiciones en su vida personal y familiar.
El pasaje bíblico que escuchamos hoy en la celebración de la santa Misa es de Mt 28, 16-20 y da cuenta del encuentro de los discípulos con el Señor Resucitado: “Los once discípulos fueron a Galilea, al monte que les había indicado Jesús. Al verlo, se postraron, pero algunos dudaron” (vv. 16-17). El Señor, después de notar, que se le “ha concedido plena autoridad en cielo y tierra” (v. 18) los envía en misión -desafío de la Iglesia hasta el final de los tiempos- evangelizar y bautizar en el nombre de Dios Uno y Trino: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo” (v. 19) y con la tarea también de enseñar: “enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado” (v. 20). La palabra final, previa a su despedida, es simplemente maravillosa. Debe haber infundido en la comunidad apostólica una gran confianza, como lo es también para nosotros hoy: “Yo estaré con ustedes siempre, hasta el final del mundo” (v. 20).
Manifestemos nuestra respuesta a la gran fidelidad del Señor y permanezcamos firmes en la esperanza, como también en la confianza que Él está con nosotros.
Monseñor René Rebolledo Salinas, Arzobispo de La Serena