José Antonio Atucha Abad.
Queridos amigos, para este mes de diciembre, quisiera proponerles la espiritualidad de “acoger a Jesús”.
Es hermoso sentirse acogido, sobre todo cuando alguien nos espera y aguarda. Experimentar que somos importantes para otras personas y que ellas desean recibirnos e incorporarnos en la intimidad de sus vidas y familias, sin duda que es gratificante y hace bien el espíritu.
Este es el espíritu del Adviento y Navidad, que sabe valorar y esperar al que está por venir. Por eso, hay que disponer nuestra vida e interior para recibirlo y demostrarle que no llega de sorpresa o de improviso, sino, más bien, que es esperado, anhelado y necesitado.
Cuando se espera a alguien querido, se dedica tiempo y esmero en preparar hasta los últimos detalles. En ello demostramos nuestro amor y felicidad por la próxima llegada de quien queremos y echamos de menos.
Hoy es Jesús a quien esperamos, él viene como nuestro salvador y redentor y es el “Dios con nosotros”. Jesús aprecia y valora mucho a los cristianos que se preparan a su venida, que evitan dispersarse entre tantas cosas que se viven al final del año. Centremos nuestro corazón en su venida.
Algunas sugerencias en este tiempo santo que nos ayudan a preparar el espíritu para el gran acontecimiento de la Navidad:
Encomendándolos a Jesús, María y José, les deseo una Santa Navidad, llena de frutos de paz, fe y caridad. Con el afecto de siempre, les bendice,