Motivación de entrada
Celebramos, en el privilegio mariano de la Inmaculada Concepción, la victoria sobre el mal. Dios se sirve de una mujer que él ha preparado cuidadosamente para darnos la esperanza de que al final el bien triunfará.
Acto penitencial
Por nuestras faltas y por las omisiones que han contaminado la imagen de la Iglesia –que somos nosotros– y de la cual María es signo de santidad.
Colecta
Pedimos poder triunfar de todo pecado por la intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, preservada del pecado por los méritos de Cristo.
LECTURAS CICLO A-B-C
Primera lectura: Génesis 3, 9-15.20.
La Virgen María es la “mujer” destinada por Dios a ser Madre de aquel que aplastará la cabeza del maligno.
Segunda lectura: Efesios 1,3-6.11-12.
Dios Padre, en la persona de Jesús, nos ha bendecido, elegido y predestinado a ser sus hijos, santos e irreprensibles en el amor.
Evangelio: Lucas 1, 26-38.
El relato de Lucas, rico en detalles significativos, nos muestra a María, a la escucha atenta de la palabra de Dios y dispuesta a su plena realización.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Pan y vino sobre el altar, símbolos de nuestra debilidad y de nuestra pobreza; los ofrecemos con María para que el Señor nos los devuelva consagrados y nos refuercen en la lucha.
Comunión
La comunión plena con Cristo nos sana del pecado. María Inmaculada nos obtenga una vida transparente como la suya.
Despedida
María es portadora de Cristo; es sagrario de la Trinidad, icono de la Iglesia; son otros tantos motivos para que proclamemos esas maravillas e imitemos sus ejemplos.