Nada mejor para prepararnos a la eucaristía de hoy que el Salmo 69: “Oh Dios, ven a salvarnos, Señor date prisa en socorrernos; tú eres nuestro auxilio, no tardes”.
Pedimos perdón al Señor por haber desoído su palabra. Por no vivir con entusiasmo nuestro bautismo. Por nuestro testimonio tibio, superficial, mediocre.
El libro del Eclesiastés o Qohélet transmite un mensaje de desapego a las cosas terrenales, declarando con extrema claridad que todo sobre la tierra es vanidad y sufrimiento. En tiempos de generalizado consumismo, es un llamado y un cuestionamiento.
Con el bautismo, el cristiano ha dejado atrás el pecado y ha resucitado con Cristo:si es coherente debe buscar las cosas de Dios, no las de la tierra.
La parábola del rico “necio” es siempre actual, pues corremos el riesgo de pensar en acumular las riquezas que se terminan y descuidar las que perduran para la Vida eterna.
Oración de los fieles
El pan y el vino que presentamos al altar sean símbolos de nuestra hambre y sed de Dios.
Reflexionemos con la palabra de Dios: Nos diste, Señor, un pan del cielo, un pan que contiene todo deleite y satisface todo deseo.
El Señor nos ha hablado, nos ha alimentado con su eucaristía; así fortalecidos, anunciemos a todos el amor salvador de Cristo.