La celebración de hoy nos ofrece unas referencias muy ricas para orientar nuestra vida: cuáles son las exigencias para seguir a Jesús y cómo debemos acoger a los mensajeros del evangelio.
Nos recogemos ante el Señor y le pedimos perdón por los pecados de la semana que termina y la fuerza para convertirnos a su seguimiento.
El profeta Elías llama a Elíseo, en nombre de Dios, a tomar su puesto de profeta. Eliseo deja todo y lo sigue.
Pablo recuerda al cristiano que ha sido llamado a la libertad de Cristo, para servir en el amor.
Con el pan y el vino, ofrecemos sobre el altar nuestro servicio cristiano que nace de nuestra participación en el sacerdocio de Cristo.
Cristo en la comunión nos une a él con un amor perpetuo para que demos frutos duraderos.
Fortalecidos con la palabra de Dios y el sacramento de Cristo, vayamos a anunciar a todos la alegría del amor de Dios que nos hermana en una sola familia.